El miedo provoca pavor. Estupor.
Idiotiza.
Enmudece.
Ennegrece e hipnotiza.
La persona se queda callada, inmiscuida. Mutilada, sorprendida.
Es solo un instante, un momento.
Eterno.
Rotundo.
Moribundo. Furtivo.
Esquivo, andariego.
Somnoliento de verdades.
Soporíferas respuestas se avecinan. Y se adeudan.
El miedo relaja.
Investiga, supura y resquebraja.
El miedo sabe de verdades y de culpas.
De reproches y sentidos.
El miedo escupe y vomita.
Se escurre en las hendijas del dolor.
Arremete y apacigua.
Supura y sulfura.
El miedo permanece inalterable,
pero altera.
Y subyuga.
Se apropia de las venas y las chupa.
Se adueña de este ser estupefacto y patitieso.
Se imagina el sentimiento.
Y calcina hasta los huesos.
Se llovizna hasta empapar.
Se cocina a fuego lento.
Y vuelve a comenzar.
30/5/09
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1 comentario:
Me encanta Mari!!
me gusta mucho.
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